Aplicaciones de los drones y revolución tecnológica en el sector agrícola en 2016

Si la tecnología ha sido el motor principal de la revolución en el sector agrícola en los últimos años, el monitoreo de cultivos desde el aire, será el próximo impulso.

Con drones o plataformas UAV se pueden capturar imágenes de alta calidad de los cultivos, pudiendo cubrir cientos de hectáreas en un sólo vuelo. Sin el coste de los modos tradicionales, a pié o con máquinas tripuladas, y una resolución muy superior a las imágenes por satélite, los drones sin duda tienen mucho que aportar al sector.

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Mediante el uso de software, se pueden procesar las imágenes y crear nubes de puntos 3D para la obtención de ortomosaicos y modelos digitales en superficie. Además aplicando logaritmos específicos podemos conseguir resultados muy precisos en numerosas aplicaciones.

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Este modelo digital es la clave para maximizar los cultivos, reduciendo costes y llevando a sus operadores a mejorar la continuidad de su negocio. Resalta qué aéreas del cultivo necesitan más atención y cuáles no, pudiendo atacar a las zonas más necesitadas sin perder el tiempo en otras que no es necesario.

Esta vista a baja altura (desde pocos metros por encima del terreno hasta los 120, según la ley dispone), les da a los agricultores una perspectiva nunca vista antes. En comparación con la imagen por satélite, ésta (la de los drones) es mucho más barata gracias a su uso en smartphones y las eficaces economías de escala características de esta industria. Dado que la adquisición de las imágenes es por debajo del techo de nubes está disponible en cualquier momento a diferencia del satélite. También es más barato que con una aeronave tripulada que puede llegar a los 1.000 euros una hora, justo lo que puede valer un drone profesional pequeño.

Todo este coste a la baja se debe a notables avances en la tecnología de sensores, con pequeños acelerómetros, magnetómetros, giroscopios y sensores de presión, así como módulos reducidos de GPS, potentes procesadores y las mejoras en la cobertura y seguridad por radio. Todos estos pequeños componentes se están volviendo más eficientes y baratos gracias a uso en smartphones. El autopiloto en el core de un drone arranca un software especializado, a menudo programas de código abierto que se crean en determinadas comunidades de desarrolladores.

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Para un agricultor, un modelo digital obtenido mediante fotos con un drone puede revelar patrones de comportamiento de sus cultivos, desde problemas de riego a plagas, sequía y otro buen número de datos. Los drones también pueden llevar a bordo cámaras ultraespectrales que capturan información de infrarrojos así como aquellas del espectro visual arrojando información valiosa, imposible de ver con el ojo humano.

La recopilación de imágenes y modelos en el tiempo a modo de historial también es algo a destacar sobre el uso de los drones en agricultura, ya que se pueden usar muy asiduamente generando muchos datos que en el tiempo pueden ser de extraordinario valor.

A continuación ofrecemos un listado de los drones más usados en el sector agrícola en el 2016:

  • DJI Agras MG-1

    El poderoso sistema de propulsión del MG-1 permite levantar cargas de pago superiores a 10 kg, de equivalente líquido bien sea pesticidas o fertilizantes. La combinación de velocidad y potencia significa que un área de 4.000 a 6.000 metros cuadrados puede ser cubierta en 10 minutos, o entre 40 y 60 veces más rápido que los métodos tradicionales. El sistema de dispersión inteligente ajusta automáticamente en función de la velocidad del drone; de ésta forma la cantidad de pesticida o fertilizante es usada de forma precisa para economizar y evitar contaminación innecesaria.

    DJI anunció el Agras en primer lugar para China y Korea, dónde muchos agricultores siguen funcionando de forma tradicional introduciendo los pesticidas y fertilizantes a mano. El precio en torno a los 15.000 dólares, es superior a otros modelos, pero a diferencia de ellos que funcionan junto con servicios de mapping y fotografía aérea, la eficacia del Agras descansa en la perfección robótica para la aplicación de fertilizantes y pesticidas con milimétrica precisión.

  • Ebee Ag – SenseFly.

    El gigante de drones Parrot ha puesto mucha fé e inversión en desarrollar plataformas UAV en el entorno de las startups en el pasado, y una de sus compañías ha producido un drone capaz de influenciar el sector drone en sus aplicaciones agrícolas. El eBee Ag de SenseFly es un drone para agricultura de precisión diseñado para monitorizar cultivos desde su plantación hasta la cosecha. El eBee puede controlar la salud de cultivos desde el cielo usando cámaras infrarrojas y térmicas para discernir entre aéreas que necesitan atención y aquellas que no, dando a los agricultores una valiosa información que optimiza tiempo y recursos. Por unos 5.000 dólares, este drone incluye software de análisis, que hará que la toma de decisiones se haga tras recopilar mucha información que hará de estas decisiones algo mucho más eficaz. También se puede usar con el software de modelado Pix4D con el que se pueden mapear los cultivos para identificar problemas y acotar zonas de trabajo en un mismo día.

  • The Lancaster – Precision Hawk.

    El modelo americano Precision Hawk tiene múltiples aplicaciones dentro del sector agrícola. Ofrece mapeado topográfico, así como perfiles de tiempo y temperatura, detectores de plaga y estimaciones de salud del cultivo. Se pueden adquirir datos con una precisión de 1 cm/pixel; la aeronave y potente software te ofrecen todos los datos necesarios simplemente introduciendo la altura del vuelo y la resolución deseada. Esta plataforma es de código abierto e incorpora nuevos sensores y funcionalidades con mucha asiduidad, lo que permite a los desarrolladores e inversores integrar diferentes tipos de sensores que funcionan bien y rápido con el software. Una de las funcionalidades que se espera incluir pronto es un sensor de radar que penetra ofreciendo datos invisibles para el ser humano. Este drone es perfecto para agricultura o minería; te permitirá desde analizar un entorno al milímetro hasta comprobar los daños de una tormenta sobre un cultivo.