Lo primero es poner de manifiesto la gran suerte que ha tenido este usuario al poder rescatar su dron. Lo segundo es recalcar el mal uso, prohibido, que de su dron ha hecho este usuario.

La legislación establece distancias máximas de vuelo bajo alcance visual del piloto de 500 metros, con lo que al planificar una ruta de 4 km en línea recta desde la app de DJI, este usuario está contraviniendo numerosas reglas de vuelo.

El Phantom 3 acaba en el agua. Los motivos pueden ser numerosos. Al rebasar la distancia de alcance de la emisora en la estación de control, el Phantom pierde la señal y puede decidir volver a casa pero ¿y si está muy lejos y no alcanza la batería? Pues que intentará aterrizar sobre su vertical sea dónde sea, en este caso un enorme río en Dublin.

La suerte del usuario es la marea baja que afortunadamente estaba próxima y de ese modo su dron no debió recorrer mucha distancia, ya que lo lógico en una situación de esas es perderlo.