Uno de los mayores obstáculos para un hacker que quiere profundizar en la seguridad en entornos más aislados viene del lado físico, esto es, estar lo más cerca posible de la red que se quiere atacar. Estar físicamente cerca de la red que se quiere atacar implica estar con un ordenador cerca del sitio, si el sitio es un edificio con vigilancia o una central nuclear supongamos, será muy fácil levantar sospechas.

Aquí es dónde nos sobreviene la pregunta, ¿Porqué no usar un drone para volar cerca del objetivo? Esa es la idea que está detrás de Danger Drone, un sistema de vuelo customizable en torno a los 500$ de precio que incorpora una Raspberry Pi equipada con el software más común en el mundo del hacking.

El nombre del dispositivo, dice su creador, viene de la famosa canción que suena al final de la película Top Gun. Este dispositivo parece brindar la posibilidad de realizar hacking en sitios dónde antes nadie querría exponerse a ser detenido y que ahora parecen más asequibles gracias a los drones, dónde cómo vemos, su buen o mal uso sólo depende de la mente del que esté detrás.

Lógicamente sus creadores no han construido el drone hacker como una herramienta popular entre ciber-criminales, sino más bien al revés, para brindar una herramienta para la defensa y prevención de éstos ataques y otros que puedan provenir desde el cielo.

El Danger Drone, usado por control remoto tiene una cobertura de 2 km, pero usado con un celular se puede fácilmente expandir su cobertura. También puede ser programado para hacer rutas por waypoints y aterrizar o despegar en una ubicación en concreto.